Alcaldía Coyoacán: Capilla de San Antonio

El famoso historiador Francisco Fernández del Castillo describe de manera espléndida que: “Junto al puente de Altillo, se levanta aislada y melancólica, dividiendo dos caminos, una pequeña capilla, más bien, una humilde ermita, ruinosa, pobre y abandonada, con las paredes deterioradas y sucias por fuera y sin más adorno por dentro, que un desvencijado altar y unas malas y rotas pinturas.

Puente de Panzacola, José María Velasco, 1861.

"Lo que tuvo de bueno esa capilla ha desaparecido”. La Capilla de San Antonio se encuentra a la entrada del antiguo Camino Real que ahora es la calle Francisco Sosa y que va directamente al centro del Barrio de Coyoacán.


La tradición oral nos cuenta que esa capilla fue construida por corresponder a un milagro de San Antonio. En el lugar donde actualmente se encuentra vivía una familia de contrabandistas quienes, debido a su estilo de vida, corrían el riesgo de ser encontrados por los policías y en consecuencia ser ahorcados en algún árbol cercano.





Un día, la autoridad los sorprendió, la casa, como de costumbre, se encontraba llena de tabaco, barricas de vino, cántaros de aceite, zurrones de añil; en fin, toda clase de mercancías. A la esposa de uno de los traficantes le invadió un terror espantoso cuando vio acercarse a uno de los alguaciles. Cubrió en un acto de desesperación los bultos con metates y rogó por protección a San Antonio prometiéndole dejar la práctica del contrabando y construirle una capilla que recordaría para siempre su milagro.

“Entre la trulla no faltó un malicioso deslenguado que dijera que las bragas del alcalde y del jefe de la cuadrilla estaban muy abultados, y otro vecino de oídos de perro galgo dijo que cuando salían los alguaciles de la casa sus bolsillos producían un sonido como de doblones” (Fernández, 1913).

Y se dice que ésta fue la verdadera razón por la cual la capilla fue construida. Actualmente sigue siendo muy pobre visualmente, y los alrededores dan mucho qué desear, sobre todo por las negras aguas del río Magdalena que aún pasean sobre su antiguo cauce.

Puente de Panzacola, (vista trasera de la capilla), Patricia Acosta Tinajero, 2019.

Capilla de San Antonio, (vista de frente), Patricia Acosta Tinajero, 2019.

Paso del río Magdalena, 2019.

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